El hombrecillo de tu interior

Todos llevamos un hombrecillo en la cabeza que nos dice que hacer, cuando y donde. Como ser, como actuar, como pensar. ¿Pensar? No, pensar no, el piensa por nosotros. Pero de pronto llega un día que el hombrecito se siente solo en ese mundo tan vacio que llamamos mente, así que sale, mira el exterior y esa sensación de soledad se incrementa por que ve que las personas reales estamos rodeados de gente, colores, olores, sensaciones, y el no tiene nada, solo soledad, angustia y agonía. Por eso creo otro amigo para no estar solo. Ambos dirigen el cuerpo. Se distribuyen las acciones. Uno te dirige mientras andas, el otro cuando hablas. Y cuando duermes conversan entre sí, esos son tus sueños. En esto que el segundo creado siente las sensaciones del exterior y empieza a inquietarse, observa todo con detenimiento, se hace preguntas y no encuentra respuestas, hasta que un día la obtiene. La solución está en dejarse deslizar por tu nariz y así liberarse, dejando al otro hombrecillo solo con miedo de abandonar lo que conoce y otra vez con esa angustia, ese dolor que produce la soledad. Por eso nos sentimos tristes cuando estamos con gente, es el hombrecillo que quiere salir, pero está demasiado asustado para enfrentarse al mundo real.



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