Mural galáctico en el colegio

Este año hice en el colegio donde doy clases un mural con todos los alumnos de dibujo y algunos de los alumnos de manualidades.
Para entrar a clase debemos pasar por un pasillo que está hecho polvo, así que se me ocurrió decorarlo un poco para darle más color y alegría al sitio.

Lo primero que hice fue pensar un tema. Elegí el "Espacio", ya que es un tema amplio y donde los niños podrían inventar y hacer lo que quisieran. Después realice un boceto para que los niños tuvieran un poco de idea de lo que les pedía y que tuvieran un modelo a seguir.

Una vez que tuvieron claro lo que íbamos a hacer empezamos en la pared.

Yo pinte primero el trozo de pared de blanco, entre otras cosas para que la pared no absorbiera la pintura de color y para que los niños supieran cual era el espacio que tenían para dibujar. 

Luego empezaron a dibujar planetas, naves espaciales, marcianos, asteroides y un sol con carboncillo. El carboncillo lo elegí porque, a parte de que les encanta dibujar con ese material, se ve mucho sobre el blanco sin tener que apretar y con pasar la mano se borra facil por si se equivocan.

Y el paso final: pintar todo.
Compre pinturas al agua, porque es más fácil de que se vayan las manchas, aunque de la ropa no se va, al menos de la piel sí. Además los niños tenían que llevar batas para cubrirse la ropa.
Una cosa mala de estas pinturas es que lo colores no se mezclan. No compre verde porque pensé mezclar el amarillo y el azul para crearlo, pero la sorpresa fue que no solo no se mezclaban, sino que además el amarillo se comía el azul. Así que tuve que comprar un bote de verde y aprovechando la visita a la tienda cogí otro bote de azul, ya que con uno hice corto.
Los pequeños, que eran de la clase de manualidades, pintaron la parte más baja de la pared y el resto hasta donde llegaban. Algunos se atrevieron a subirse a las banquetas para pintar la parte de arriba, pero el borde de arriba del todo lo hice yo con una escalera.





Y este es el resultado final.



Ya me han dicho que al año que viene tenemos que volver a pintar otro trozo, que les ha gustado y la pared queda más bonita así. Y es que en realidad es toda una experiencia para ellos, no solo porque hacen algo diferente (no todos los días puedes pintar una pared sin que te echen la bronca por ello) sino porque además ponen atención a lo que hacen, saben que es algo que va ver la gente, por lo que se esfuerzan en hacerlo bien. Es una actividad colaborativa entre varias clases, así que tienen que respetar lo que hacen sus compañeros. Y algo que me sorprendió fue que el tiempo que estábamos ahí frente a la pared no solo hacían caso de lo que les decía sino que además se ayudaban entre ellos. Así que el año que viene repetimos sin duda.

Comentarios