Historia de una fotografía

“Tengo que hacerte un retrato” le dije. "No" me respondió ella. Insistí, "no" me contesto. Le roge. Así hasta que al fin accedió.

Le pedí que se pusiera cómoda.
Ella se sentó, se levantó, anduvo jugando con cosas que había por la habitación. Finalmente se quedo quieta, pero por poco rato. “Soy hiperactiva” me confesó. No te preocupes soy rápido con la cámara. Y le hice fotos mientras ella jugaba, se reía, cantaba y hablaba, pues poco a poco la timidez fue dando paso a conversaciones al principio racionales, después irracionales, absurdas, extrañas, extravagantes.
Al cabo de una hora el calor era insoportable en la habitación por culpa de los focos y las ventanas cerradas. Entonces empecé a sentir las manos sudadas y a la hora de cambiar el carrete tuve que ir al baño a lavarlas. Cuando llegue estaba sobre una pierna haciendo equilibrios y solamente llevaba una camiseta y unas bragas. Me sonrió y siguió bailando. De pronto el carrete se quedo enganchado así que le dije que habíamos acabado. Encendí las luces del techo y me di cuenta que quedaba una foto, se lo dije, me miro y la eche. Ni siquiera mire por el objetivo, no tenía esperanzas en esa fotografía, pues había demasiada luz y el ruido de antes me hacía pensar que el carrete se habría enganchado en el mecanismo y se abría rajado.

En el laboratorio puse los cuatro carretes y empecé a revelar.
Llevaba 88 fotografías cuando la vi. Había quedado quemada, sin embargo no tenía ningún rasguño. La amplié. La trate y esperé. La espera se me hizo eterna y eso que aun me quedaban 56 por revelar y ahí estaba yo, perdiendo el tiempo en una fotografía que había hecho sin darle importancia. Cuando fui a la luz no podía creerlo. Desencuadrada, grandes zonas de blanco, su piel había desaparecido y solo quedaba el color de la ropa.

Tres días después le enseñe las fotografías. Ella eligió las que se podían poner en la exposición y las que no le deje que se las quedara. Bueno todas excepto…

Nunca se la enseñe.

Ahora ya no está. Bueno no lo estaba ni en sus últimos cinco años. La última vez que la vi no la reconocí.



Mañana tirare la foto al río.


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